miércoles, 27 de julio de 2011

Madrid abre una investigación para aclarar la muerte del joven en el centro de menores


La familia pide una segunda autopsia tras apreciar varios arañazos y moratones en el cadáver

INÉS SANTAEULALIA / AGENCIAS – El País- Madrid - 12/07/2011

La consejera de Presidencia y Justicia de la Comunidad de Madrid, Regina Plañiol, ha anunciado esta mañana que investigará la muerte el pasado viernes de Ramón Barrios, de 18 años, en el centro de menores Teresa de Calcuta de Brea de Tajo, de titularidad pública pero gestión privada. La familia del joven ha pedido una segunda autopsia tras apreciar varios arañazos y moratones en el cadáver. El avance de la primera, que se le practicó la misma noche de su muerte, indica que no se aprecian signos de violencia, por lo que el juez permitió su incineración. Pero la familia no entiende cómo al "niño", al que definen como un chico alegre y sano que de vez en cuando "se fumaba un porro", se le ha podido parar el corazón sin más.
Las fotografías del cadáver muestran varios arañazos y moratones
"Se ha abierto una investigación interna, como corresponde en estos casos", ha señalado Plañiol, quien ha matizado que no es porque piensen que "haya responsabilidad de alguna mala praxis por parte de los profesionales" sino "para conocer todos los detalles" de lo ocurrido. Plañiol ha señalado que el fin es poder "ser siempre transparentes en estos temas que son muy tristes y dolorosos, especialmente para la familia". Tras transmitir el pésame a esta familia en cuestión, la consejera ha relatado que el suceso tuvo lugar en la noche del viernes al sábado y que cuando se produjo la emergencia "se activaron todos los protocolos".
"Se llamó al Summa y cuando se constató el fallecimiento, se lo pusieron en conocimiento al juez de guardia, que hizo el levantamiento del cadáver y que ha tomado la decisión de hacer una autopsia, cuyos resultados se están esperando en estos momentos", ha explicado la consejera madrileña. Ante esta situación, Plañiol ha transmitido "confianza" en los profesionales de la Comunidad de Madrid, que se han "portado todos correctamente", y ha añadido que cuando conozca los detalles "por supuesto" que comparecerá en sede parlamentaria para dar las explicaciones que correspondan", como le exige la oposición.
"Pero en este momento lo único que pueden decir es que el juez no ha tomado diligencia adicional, por lo que pensamos que ese infarto que se ha producido es lo que corresponde", ha concluido Plañiol, en respuesta también a la petición del Grupo Parlamentario Socialista, que ha solicitado la comparecencia de la consejera en la Asamblea para que explique lo sucedido.
La madre, Esther Serrano, ha contado a este periódico que dejó el pasado viernes a su hijo en el centro de menores. Eran las ocho de la tarde. Al día siguiente recibió en su casa una visita inesperada. Personal del centro de internamiento se acercó hasta el domicilio, en el barrio de Villaverde Alto de la capital, para informarle de que su hijo había muerto esa noche de un paro cardiaco. La madre no se lo podía creer, pero en medio del estupor decidió incinerar a su hijo el domingo a las siete y media de la tarde, como incluso se llegó a publicar en una esquela. Durante la mañana del domingo, centenares de familiares y amigos de Ramón se acercaron hasta el Tanatorio Sur. Pocas horas antes del sepelio, un tío del chico y algunos amigos quisieron ver el cadáver y descubrieron varios arañazos y moratones. Con una cámara digital sacaron algunas fotos y ordenaron paralizar el entierro. El cuerpo de Ramón está desde entonces en una cámara del tanatorio, a la espera de que la familia pueda hacerle la segunda autopsia.
Era el tercer fin de semana que Ramón acudía al centro para cumplir una pena de 12 meses por un hurto que había cometido cuando tenía 17 años. Ese viernes, antes de irse, se despidió de su hermana, a la que llamaba Tata, y de algunos de sus vecinos. La Tata asegura que se fue contento aunque le había contado que el domingo anterior había tenido un "pequeño problema" porque le descubrieron fumando en la habitación. No era la primera vez que Ramón pasaba por un centro de menores. Ya había cumplido 18 meses en uno y tenía pendiente otra condena de ocho fines de semana.
Fuentes del Gobierno regional aseguran que el joven presentaba "síntomas no adecuados" para su internamiento cuando llegó al centro, aunque su madre sostiene que estaba "perfectamente tranquilo". Según una portavoz de la Consejería de Presidencia, el joven sufrió un ataque de ansiedad y poco después un paro cardiaco. Eran las tres de la madrugada. Al llegar la ambulancia los médicos intentaron reanimarlo, sin éxito. Ni Esther ni la Tata se explican por qué nadie les avisó hasta las doce de la mañana del sábado. Desde la Consejería aseguran que se siguió el protocolo y que para dar la noticia a la madre reunieron a un equipo de psicólogos, que acompañó al coordinador del centro hasta su casa. La familia presentó ayer ante el juez las fotografías del cadáver. Mientras esperan que no se cierre el caso, el cuerpo de Ramón espera en el tanatorio.
Ousmane Biaye: «No supe qué era el hambre hasta que llegué aquí»
 Llegó a España con 16 años, solo. Hambriento, entró en un Mercadona y eligió el que le pareció el mejor bocadillo (por la pinta, porque no sabía palabra de español). Pero aquella carne roja y elástica se le atragantó. Él era musulmán practicante, ¿no sería aquello carne de cerdo? Lo era. Se estaba zampando un bocata de jamón. Esta es la experiencia real de Ousmane que cuenta el corto Bocadillo de cerdo, una divertida película sobre la inmigración ilegal firmada por jóvenes del taller de audiovisual del Casal dels Infants del Raval.

 –Habláis de experiencias durísimas con humor. ¿Lo habéis superado?
 –No, estamos intentando superarlo, pero el humor nos ayuda a transmitir el mensaje.
 –El humor ayuda a vivir. ¿Tú ríes?
 –En Senegal siempre reía. Mi madre me decía: «Ousmane, tú ríe siempre; incluso si estás enfadado, sonríe». Aquí he perdido la sonrisa. Ahora tengo trabajo de camarero, casa y novia, pero con todo lo que tengo no soy feliz, porque siempre pienso en los demás, en todos los que están en la calle como yo estaba antes.

 –¿Cómo llegaste a España?
 –En una patera. Pero no quiero hablar de eso, por favor.

 –¿Por qué no?
 –Escribe que llegué en patera y ya está, si entro en detalles voy a llorar. Es lo que más me duele en la vida.

 –A los 16 años, solo, sin hablar el idioma. ¿Cómo te las apañas?
 –Uno de mi país me dijo que sin papeles solo podía hacer tres cosas: top manta , buscar chatarra o vender droga. Yo soy musulmán y en aquella época practicaba mucho. No quería hacer tonterías, no quería vender drogas ni robar; tampoco iba a hacer top manta , porque soy muy tímido y me da vergüenza, así que salí con un carro a buscar chatarra. Estuve un mes comiendo de la basura.

 –¡Tú, que soñabas con ser abogado!
 –Aquí no se ha cumplido nada de lo que yo soñaba. Vosotros no lo entendéis, pero tengo 21 años y soy el cabeza de mi familia en Senegal. Esperan a fin de mes para que les pague la comida y a mi madre, su casa. No puedo dejarlo todo para estudiar.
 –¿Cuántos hermanos tienes?
 –Somos siete y mi madre.

 –¿Y todos dependen de ti?
 –¡Y más! Cada mes envío dinero a mi padre, que es de Guinea, y a mi tío.

 –¿Cuando llamas por teléfono a tu familia, les cuentas lo que te pasa?
 –A mi madre no, porque no quiero hacerla sufrir. Siempre le he dicho que estoy bien, incluso cuando dormía en la calle. «¿Comes bien?», me preguntaba. Y yo le decía que sí.

 –Y en realidad pasabas hambre.
 –Yo, te lo juro, no sabía lo que era el hambre hasta que llegué aquí. Todos mis hermanos sueñan con venir a este país y yo siempre les cuento lo que hay, pero no me creen.

 –¿Has vuelto a Dakar?
 –No, pensaba ir en agosto, porque tengo vacaciones. Llamé a mi hermano para decírselo, pero él me contestó: «¿Eres tonto o qué? ¿No sabes lo que hay aquí? No vengas, aquí no te necesitamos». «¡¿Pero tú sabes lo que estoy pasando yo aquí?!», grité. Y dijo: «No quiero saberlo, incluso si estás fatal allí es mejor que aquí».

 –Qué desesperación.
 –Ellos ven gente que lleva dos años en Europa y ya tienen casa y coche en Senegal. Pero yo les digo que esos son los que venden droga, que no es dinero legal. Por eso hago los cortos y he escrito el guión de una película, Sueño equivocado, que cuenta con la ayuda de la asociación El Cine Secreto. No lo hago por dinero. Mi sueño es que se vea en Senegal para poder mostrar lo que allí no se ve: los chicos que viven en la calle, en las casas abandonadas, el top manta …hacer tres cosas: top manta , buscar chatarra o vender droga. Yo soy musulmán y en aquella época practicaba mucho. No quería hacer tonterías, no quería vender drogas ni robar; tampoco iba a hacer top manta , porque soy muy tímido y me da vergüenza, así que salí con un carro a buscar chatarra. Estuve un mes comiendo de la basura.

 –¡Tú, que soñabas con ser abogado!
 –Aquí no se ha cumplido nada de lo que yo soñaba. Vosotros no lo entendéis, pero tengo 21 años y soy el cabeza de mi familia en Senegal. Esperan a fin de mes para que les pague la comida y a mi madre, su casa. No puedo dejarlo todo para estudiar.
 –¿Cuántos hermanos tienes?
 –Somos siete y mi madre.

 –¿Y todos dependen de ti?
 –¡Y más! Cada mes envío dinero a mi padre, que es de Guinea, y a mi tío.

 –¿Cuando llamas por teléfono a tu familia, les cuentas lo que te pasa?
 –A mi madre no, porque no quiero hacerla sufrir. Siempre le he dicho que estoy bien, incluso cuando dormía en la calle. «¿Comes bien?», me preguntaba. Y yo le decía que sí.

 –Y en realidad pasabas hambre.
 –Yo, te lo juro, no sabía lo que era el hambre hasta que llegué aquí. Todos mis hermanos sueñan con venir a este país y yo siempre les cuento lo que hay, pero no me creen.

 –¿Has vuelto a Dakar?
 –No, pensaba ir en agosto, porque tengo vacaciones. Llamé a mi hermano para decírselo, pero él me contestó: «¿Eres tonto o qué? ¿No sabes lo que hay aquí? No vengas, aquí no te necesitamos». «¡¿Pero tú sabes lo que estoy pasando yo aquí?!», grité. Y dijo: «No quiero saberlo, incluso si estás fatal allí es mejor que aquí».

 –Qué desesperación.
 –Ellos ven gente que lleva dos años en Europa y ya tienen casa y coche en Senegal. Pero yo les digo que esos son los que venden droga, que no es dinero legal. Por eso hago los cortos y he escrito el guión de una película, Sueño equivocado, que cuenta con la ayuda de la asociación El Cine Secreto. No lo hago por dinero. Mi sueño es que se vea en Senegal para poder mostrar lo que allí no se ve: los chicos que viven en la calle, en las casas abandonadas, el top manta …

 –¿Para que no vengan ilegalmente?
 –No para que no vengan, sino para que sepan lo que hay antes de venir.

 –¿Cuál es el mayor desengaño que has tenido en Europa?
 –En Senegal no conocemos el racismo, tenemos mucho cariño a los blancos: creemos en vuestra palabra, pensamos que sois los mejores, que tenéis más corazón que nosotros...

 –Pues menuda decepción.
 –Ando por la calle y no dejo de pensar que la gente no me quiere aquí.

 –¿Es una sensación?
 –Yo lo veo todo negativo, no quiero pensar en positivo porque es engañarme a mí mismo. Lo dijo un abogado: aquí los que vienen tienen derecho a venir, pero los de aquí también tienen derecho a recibir o a no recibir. Lo entiendo. Hay gente a la que le molestan los inmigrantes. Estoy en este país y tengo que aceptarlo.


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